lunes, 27 de septiembre de 2010

Defendamos a nuestros glaciares



                  Llamemos a estas senadoras para que voten a favor. Yo ya las llamé.


A mi me gusta investigar lo que me preocupa y éste es un tema muy importante para todos, por eso les muestro lo que averigüé, sería lindo que nos unamos para difundir algo que nos va afectar en un futuro si no se aprueba la ley, pensemos en nuestros hijos,nuestros nietos.


Diario La Nación:

Divino tesoro

Mientras el Congreso argentino discute un proyecto para protegerlos, los reservorios más grandes de agua bebible de la Tierra están amenazados. ¿Qué les pasa a los glaciares y qué significan para el planeta estos gigantes helados?

Domingo 19 de setiembre de 2010 | Publicado en edición impresa 

Divino tesoro
Emblemático. Fuente de atracción para turistas, el Perito Moreno, en El Calafate, tiene cerca de 260 km2 de superficie.Ver mas fotos
No sería errado llamarlos centinelas del planeta. No, si se tiene en cuenta que hacia fines de los 70 fueron los primeros que dieron alarma sobre un fenómeno del que en ese entonces pocos hablaban. En distintas latitudes, esas moles de hielo comenzaban a acusar impacto del explosivo proceso de industrialización/modernización y su consecuencia principal: una concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero -dióxido de carbono, metano, compuestos clorofluorocarbonados- como nunca en la historia se había registrado, el puntapié del mentado calentamiento global.
"Los glaciares cumplen una función regulatoria de los sistemas hídricos. No regulan directamente el clima, pero indican qué está pasando con éste: los primeros que dieron señales de que «algo» ocurría desde el punto de vista climático fueron ellos. Pasaba en los Alpes europeos, en las montañas del oeste de América del Norte y en nuestra Cordillera, donde en términos generales comenzaban a sufrir un proceso de adelgazamiento o pérdida de espesor, un «retroceso»", explica desde Ushuaia Rodolfo Iturraspe, ingeniero en recursos hídricos, director de Manejo de Cuencas de la Provincia de Tierra del Fuego y docente investigador de la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco.
Los glaciares ocupan aproximadamente el 10% de la superficie del globo y contienen cerca del 75% del agua dulce de la Tierra. Formados a lo largo de distintos períodos geológicos, son la mayor reserva de agua bebible del planeta y es por eso que tanto se habla de ellos, ante la inminencia de la sanción de la Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección de los Glaciares y del Ambiente Periglacial en nuestro país.
La Argentina está bien posicionada en la materia. "Sudamérica tiene aproximadamente 30.000 km2, con Chile a la cabeza, cuyos glaciares ocupan más de 20.000 km2. La Argentina viene después. Con excepción de la Antártida, esta región es la que contiene la mayor extensión cubierta por glaciares del hemisferio sur, y somos uno de los pocos países que cuentan con varios miles de km2 de glaciares en su territorio. El glaciar Viedma, en el Parque Nacional Los Glaciares, tiene unos 1000 km2 de extensión, el más grande de Argentina. El famoso glaciar Perito Moreno tiene cerca de 260 km2 de superficie. Estos, junto con otros, como el Upsala, de unos 800 km2, drenan el Hielo Patagónico Sur en la provincia de Santa Cruz", escribe desde Mendoza Mariano Masiokas, doctor en geografía e investigador asistente del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), principal organismo científico consultado para la elaboración de la ley, dirigido por el doctor Ricardo Villalba.
"Los glaciares se forman en lugares específicos del planeta, como regiones polares o montañosas -explica Masiokas-. Si bien existen muchas definiciones, podría decirse que es un cuerpo permanente de hielo -formado en la superficie terrestre por acumulación, compactación y recristalización de la nieve- que muestra señales de movimiento por acción de la gravedad."
A menudo se escucha que los glaciares retroceden. "En realidad, no podrían hacerlo -explica Mariano Masiokas-. Los glaciares se mueven cuesta abajo por acción de la gravedad, y por eso no «retroceden». La pérdida de hielo en el frente (por derretimiento o por desprendimiento de icebergs) es mayor que el aporte de hielo de las partes altas. Entonces, el frente del hielo va quedando cada vez más retirado, y si se observa este fenómeno durante varios años parecería que el glaciar ha «retrocedido»."
A lo largo y a lo ancho de la cordillera de los Andes, en nuestro país, hay una enorme cantidad y variedad de glaciares. "En el Noroeste, pocos, porque las precipitaciones son tan bajas que no alcanzan para mantener cuerpos de hielo de importancia, aun cuando las cimas de muchos cerros y volcanes estén por debajo de 0°C gran parte del año -describe Masiokas-. En el Centro-oeste, las nevadas invernales son más abundantes y la altura de la Cordillera sigue siendo muy elevada. Eso permite el desarrollo de un mayor número y tamaño de glaciares, pero las condiciones son áridas y presentan una parte importante de sus «lenguas» cubiertas por detritos o escombros. En Neuquén y en Río Negro hay más humedad, pero la altura media de la Cordillera es mucho menor y los glaciares están concentrados en los picos más altos, por ejemplo, en el volcán Lanín o el cerro Tronador. Más al Sur, la Cordillera tampoco es muy elevada, pero las precipitaciones son abundantes y la temperatura, lo suficientemente baja. Eso permite la formación y el mantenimiento de numerosos glaciares, algunos de gran tamaño."
¿La definición de glaciar es la misma en la Puna que en Mendoza o San Juan, en Santa Cruz que en Tierra del Fuego?
"Todos los glaciares están formados por nieve comprimida o recristalizada. Por encima de los 3000 metros de altura, por un fenómeno atmosférico, en vez de llover, nieva: es la temperatura del aire lo que define que haya una nevada. No es que no pueda haber glaciares por abajo o por arriba de los 3000 metros de altura. A medida que nos vamos acercando a los polos la temperatura disminuye y, así, en Tierra del Fuego los glaciares llegan hasta el mar porque la isoterma cero toca el océano", explica el doctor Juan Pablo Milana, geólogo, profesor asociado del Instituto de Geología de la Universidad de San Juan e investigador independiente del Conicet.
Una caja de ahorro que da pérdida
"Un glaciar es una caja de ahorro que se alimenta de nieve. Hay ciertos lugares donde la geografía permite que la nieve quede de un año a otro. En otros, la nieve se derrite, produce el caudal de un año normal y alimenta el río. Los años secos, cuando no hay precipitaciones nivales, es el momento en el que el glaciar actúa como una caja de ahorro: ofrece agua cuando falta. Por eso es tan importante desde el punto de vista hídrico y socioeconómico. Los glaciares de la árida zona andina son menores en tamaño y mucho menos vistosos que los del sur del país, pero así y todo alcanzan a dotar de agua a climas muy secos, casi desérticos", dice Milana desde San Juan.
El mecanismo regulatorio hídrico es sencillamente asombroso. "Un lago también es una reserva de agua, pero si decrecen las precipitaciones entrega menos agua -explica Milana-. En cambio, el glaciar tiene un comportamiento inverso: la principal causa de la fusión de hielo es la energía solar. Pero el sol se captura de manera diferente de acuerdo con la superficie donde refleje. Por ejemplo, una remera de algodón negra da más calor que una blanca. Los años secos, el glaciar muestra hielo viejo, que absorbe mucha más energía porque está sucio, es más antiguo y tiene una reflectancia menor que la nieve. Así que, en sequía, el glaciar puede entregar casi el doble de agua que en épocas normales, lo cual es muy bueno para paliar el problema hídrico..., pero es malo para la salud del glaciar, porque pierde mucha masa en esos años, aunque la puede recuperar en los años normales. Por eso es una reserva tan importante: trabaja el doble cuando más lo necesitamos."
Y los años normales, ¿son tan frecuentes como para que la caja de ahorro dé ganancia? "No -asegura el ingeniero Iturrauspe-. En Tierra del Fuego, por ejemplo, tenemos glaciares como el Vinciguerra que retrocede entre 12 y 15 metros por año, y sufre anualmente una pérdida de espesor cercana al metro. Estos descensos son acumulativos. Algunos años pueden ganar, si hubo un verano relativamente frío o muchas precipitaciones en invierno. Esto ocurrió en Tierra del Fuego la última temporada: tuvieron un balance positivo, pero algo así puede suceder cada 5 o 6 años... A lo largo del tiempo, el resultado es mayormente negativo."
El ambiente de la discordia
El ambiente periglacial viene de la mano de otro elemento muy ligado a los escenarios helados del planeta: el permafrost. "Permafrost es el suelo o roca congelados permanentemente por más de dos años consecutivos", explica el doctor Darío Trombotto Liaudat, también investigador del Ianigla, que se apresura en aclarar que es geocriólogo [N. de la R: y uno de los más respetados del mundo], que su objeto de estudio no son los glaciares, sino los hielos y los suelos congelados en forma permanente, es decir, el permafrost.
El doctor Trombotto explica que esta clase de suelo -obviamente, subterráneo- ocupa más de 20 millones de km2 de la tierra, es decir, cerca del 14% de su superficie. "¿Dónde? A partir de cierta altura, en los Andes, y cuando las temperaturas del aire están bajo 0°C, y también en el Artico, Canadá, Mongolia, el Tíbet."
En el ambiente periglacial no hay glaciares, pero sí permafrost. "Cuando se forma una capa sedimentaria sobre este suelo congelado, que se sobresatura de hielo y se descongela en verano, la crioforma se vuelve activa, se mueve, y constituye los llamados «glaciares de escombros» -describe Trombotto-. No son técnicamente glaciares, sino litoglaciales, glaciares de roca o rockglaciers, cuerpos de detrito y hielo o detrito congelado. ¿Por qué se les dice glaciares? Bueno, hay un error ancestral: es que si la parte superior de ese permafrost se enriquece con precipitaciones, el hielo -por una ley física- se mueve pendiente abajo, repta, y este crepping se asimila al comportamiento de los glaciares "blancos", cuando en realidad no lo son."
El permafrost es condición sine qua non para hablar de litoglaciares. La Puna o ciertas zonas de Cuyo son de las regiones más ricas del mundo en este tipo de formaciones. "Y tanto los activos, que son los que acumulan agua y reptan, como los inactivos, constituidos por suelo congelado -subterráneo- deben ser, ambos, protegidos por la ley", sentencia Trombotto.
La sequía y el calor son dos situaciones que se mitigan con un único recurso: el agua. Y en esos casos los glaciares la aportan. Claro que no de la misma manera. "Si hay sequía, importan los glaciares blancos, porque interactúan directamente con los drenajes de montaña, ríos y arroyos -continúa Darío Trombotto-. Si hace calor, adquieren importancia los glaciares de escombros, que son también reservas de agua, pero que no actúan en forma directa: su parte superior no está congelada en verano y entrega agua a los cauces de los ríos: a más calor, más se derrite esa crioforma y más agua aporta."
Cambio o calentamiento
Como en la política o en el fútbol, en el mundo de la ciencia también hay bandos. Es por eso que Milana advierte que, más que hablar de "calentamiento global", prefiere referirse a "cambio climático global".
"Sí, los glaciares están amenazados -dice-, pero no por el calentamiento, sino por el enfriamiento del mar Antártico, que ha causado una alarmante disminución de las nevadas en los últimos 100 años. Es un panorama confuso. En Cuyo lo vemos especialmente en los glaciares descubiertos, en los que se ve la nieve; los glaciares cubiertos y de roca parecen no sentir ese efecto; por eso, no se trata de un funcionamiento tan fácil de explicar: hay muchas preguntas sin respuestas."
No todos los glaciares son afectados de la misma manera por los cambios en el clima. Masiokas explica que "en su gran mayoría, los de las zonas montañosas disminuyeron su volumen durante el último siglo: a gran escala las temperaturas tendrían un papel preponderante en las fluctuaciones de los glaciares. Pero también las variaciones en las precipitaciones, que modifican la acumulación de nieve durante el invierno y el derretimiento en verano, pueden resultar tanto o más importantes que los cambios de temperatura".
Así las cosas, ilustra Milana, "no porque haga más frío los glaciares van a crecer: en la Antártida la temperatura es de -35°C, pero si no hay precipitaciones no hay nieve. Y los glaciares dependen de ellas".
El inventario
La ley de protección de glaciares prevé algo sobre lo que todos están de acuerdo: un inventario local. La tarea ha quedado bajo la órbita del Ianigla, y dice Mariano Masiokas: "Un inventario nacional implicaría identificar, mapear y caracterizar todos los glaciares de la Cordillera. Dada la enorme extensión e inaccesibilidad del área, deberá realizarse sobre la base de la información adquirida por sensores remotos, con imágenes satelitales obtenidas en años poco nevadores y hacia fines del verano. Cuando no existía esta posibilidad, los mapeos e inventarios de glaciares se hacían a partir de fotografías".
Desde San Juan, Milana coincide en la necesidad del inventario. "Primero, el relevamiento. Y después, el monitoreo de algunos glaciares por provincia para saber qué pasa en el Norte, el Centro o el Sur, ya que la diferencia es muy grande entre un glaciar patagónico, uno cuyano y uno del Noroeste -explica-. Yo hubiera pensado en un instituto nacional con bases en cada provincia, como el de Tecnología Agroprecuaria (INTA) o el de Vitivinicultura. Lo ideal es que se monitoree desde cada provincia, para hacer crecer el conocimiento."
Masiokas aclara que nunca estuvo en los planes realizar el inventario de glaciares en forma aislada y sin involucrar a los distintos organismos provinciales o nacionales que administran o trabajan con este recurso en las distintas regiones del país. "Sí -puntualiza- creo que es importante que exista una institución u organismo especializado que coordine las tareas y sirva de nexo para que el inventario se realice de una manera estandarizada y los resultados puedan ser comparables."
¿Cuánto habrá que esperar para tener mapeado el hielo? "Unos 5 años -agrega el hombre del Ianigla-. Parece un plazo razonable. Sin embargo, como nunca se hizo, una vez que empecemos a trabajar tendremos una idea más real. Será fundamental no sólo para conocer cuánta superficie tenemos cubierta por hielo, dónde, si en avance, retroceso o estacionario; también, para protegerlo dentro del marco de las leyes."

3 comentarios:

  1. http://arigatograciesmuchasgracias.blogspot.com/


    sigueme
    y asi no te perderas una de las novelas online mas interesantes del año
    muy pronto el 1er capitulo!

    ResponderEliminar
  2. Buenas noches Amiga, pasaba a desearte un excelente inicio de semana, gracias por este post que nos compartes muy interesante.

    Besos…..
    ¡|i¹i|¡,       ,¡|i¹i|¡,      ,¡|i¹i|¡, 
    ¹i|¡,¡|i¹     ¹i|¡,¡|i¹     ¹i|¡,¡|i¹  
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    De Tu amiga
    (¯`v´¯)
    `•.¸.•´
    ¸.•´¸.•´¨) ¸.•*¨)
    (¸.•´ (¸.•´ .•´¸¸.•´¯`•-> ♥Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ SOYPKS Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ♥

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  3. Hola Vane, gracias por la información y estoy deacuerdo en que tenemos que denfender a los glaciares.
    Besos Liruvi

    ResponderEliminar

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